viernes, 5 de octubre de 2007

Amor y muerte en el matadero


El fuego que arde desde siempre, la ira, el amor, la locura y la muerte, temas delicados que deben ser tratados con la mayor delicadeza posible, por aquello de la sensible conciencia suceptible a sufrir daños irreparables, sin embargo, no hay que arreglar lo que no está roto y por tanto romperlo para lograr un nuevo reacomodo.
Texturas, dolorosas y divertidas, transforman la vida en recónditos senderos que deben ser recorridos a flor de piel, así, sin armadura, para sentir de principio a fin los placeres y torturas que te esperan, arriesgas un pezón, una nalga y no sé cuales otras partes de tu anatomía en busca de un placer más absoluto; díganme si no es mejor a veces quemarlo todo y no quedarse con sendos millones de posibilidades inalcanzables en el banco, encuentras tu estado de cuenta amenazando con la banca rota, pero comienza entonces a pensar en la infinidad de experiencias y recuerdos en que se transformó: su suave piel en una mullida cama, almohadas y cortinas que se mueven suavemente tras el balcón, el sonido del mar entrando por la ventana, el sol que tímido sólo alumbra el pie de la cama, dios, las risas las copas, los besos, tras ellos todos los excesos, terrenal manifestado en eternidad con planes de fuga.
Un ratito, más allá de eso es un verdadero exceso, la vida se acaba cuando menos te la esperas, a los 17 a los 23, 68 quizá 112 pero inmortal no, sin dientes que se arriman a la estufa con apetito de algo crujiente, con músculos fuertes que escalan montañas y cerebro que vuela a la luna, cohetes espaciales y la vía lactea de brazos abiertos, empieza a contarme como has vivido y has llegado a los años que no has necesitado, tiempo de vida inutil, tiempo muerto pesos perdidos, centavos ganados, dolares que escalan y escupen desde el cielo.
No, no es justo, el hecho de que no podamos vivir nuestras vidas en elipsis cinematográficas, recortar el pietaje de nuestros seres que juegan a pasar la vida de lado, lealtades difusas, ¿quién es tu dios ahora?
Sin ira, ahorita sin molestias, las batallas por el terruño aún no inician, razas contra hijos, padres contra dioses, dinero contra clases, no, no hace falta pelear por eso, el beso que no me has dado, los labios más ajustados, viva la paz, entrega por gusto que no tengo prisa por tener lo que no deseo, mi corazón se deja seducir por si mismo, un ratito, sin tanto tiempo que perder, ven conmigo que muerdo, te arranco el corazón y lo aviento al barranco, avisa si en el fondo ves al mío, le haces cuchi-cuchi y tu, carne, acompañame, que hace falta encontrar una buena peña para abrirnos la cabeza, separar nuestra santa trinidad, arrojarla lejos para que conviva una con una, para cada cual por su lado... ¿de que se trata esto?, fácil, que el corazón ame de corazón, que la carne se cocine con la carne y que la mente vuele libre por la mente.

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