domingo, 26 de octubre de 2008

Mataron al amor...

No hubos testigos, se desintegró en la oscuridad de la madrugada y no hubo lágrimas derramadas, sucedió en un lugar cercano, siempre cotidiano y la vida con la muerte no dieron parte de lo sucedido, sólo quedó el silencio mientras millones de parejas se veían separadas, nadie lo supo por anticipado, nadie se quedó para ver el resultado, una cara larga se extendia y los corazones, únicamente latieron.
Pablo Portilla lo notó, el vikingo viajó por eternas aguas para extinguir el fuego malherido, las barcas flotaron sin viento, hoy el mar no tuvo caprichos, nadie estuvo frente a las olas para enfrentarse a lo inminente, todo quieto, todo en silencio, las decimas de jaraneros se descompusieron, y no fue culpa de nadie, nadie pagó su recibo.


sábado, 18 de octubre de 2008

Manchatuercas...


Venga amiga, que esto de las sorpresas no ha de venirte como ninguna, algunas veces has de preguntarte si la existencia es un bote de tuercas y yo te digo mujer (u hombre, en estos días ya no se sabe), que la grasa de repuesto que venía en el paquete posiblemente venga caduca, con estos numeritos y el cambio climático no nos deja muchas opciones, para las mantarayas y el amor, con los soles de la pasión y eso de que la sangre de las heridas no me ha venido a acomplejar, pero no te molestes, la vida no es eterna y los sirios arden hasta que se acaban.
Pero bien, digame usted caballero, si la necedad no le ha comprado un abrigo, ese sexo malhabido no tiene pena ni moral, al contrario, es un celibato con faltas de ortografía y que una letrilla o dos cambian por completo el sentido de la oración, eso de que el factor no cambia los ordenes de los sentidos... venga ya, adquiere un corazón con descuento que la vida viene con retraso, el peligro de las telecomunicaciones hace del presente algo... hmm... sabroso, pero aún así siento que le falta un poco de sal (¿o era oregano lo que le faltaba?), en fin, el caso es que primero tenías que poner a hervir la pasta, agregar las tuercas y espolvorear con oregano y queso parmesano la bisagra, uniendo la parte f2 con el segmento b del librero, asegurar la sardina con un par de pernos y agregar unas gotas de lubricante a la punta del condón, eso aseguraría un encuentro del tercer tipo con el papa frita, puesto en almibar con platanos atornillados a la columna z de un segmento adyacente al instructivo.
Monte el respaldo, rinde para 3 personas.

jueves, 16 de octubre de 2008

Excel...


Y la vida se venía permutando con los chistes de un negro que no era un negro si no un frances disfrazado, se supone que cierto cuate se ha molestado con la desaparición de los hoyos negros y muchos quedan por descubrir, pero la máscara más aparente se goza con sabores de miel y la miel es sabrosa por mi tierra, y que decir del amor que cuanto más amas te odia con fervor, las jaulas son apetitosas barras de hierro sabor a piel, y mira corazón que te estoy quitando la ropa, maravillosos senos lechosos con las venas delicadamente salteadas como mantequilla en una sarten, y nena, te lo juro, tu piel huele a esas verduras chingonas que me gusta saborear con los gusanos... es que... pos... perdóname pero olvidé mencionarte que estoy bien morido muerto.

viernes, 10 de octubre de 2008

Gladiador...


Es un sueño tirado a dormir, las pesadillas que me persiguen gustan gustar de mi y a mi, me gustan, sueño con un taxista que me cobra frente a la casa de mi abuela, trato de pagarle y tengo tres billetes, uno de cincuenta, otro de doscientos y uno de quinientos. Saco el billete de cincuenta y al ofrecerselo se enoja conmigo, me hace percatarme que es de juguete, me lo devuelve y miro dentro de mi cartera, el billete de doscientos se transforma en otro billete falso, con un borrego sonriente a lugar de sorjuana, sorprendido busco el último billete y lo pueden adivinar, es el mismo resultado, el taxista se me pone iracundo y ofensivo, entro a casa de mi abuela a buscar una antigua escopeta de dos barriles, dispuesto a matar al hombre, me imagino una y otra vez disparando contra su grasienta y enorme barriga, dos tiros hermosos, uno en el estomago para que se retuerza de dolor, y al doblarse para intentar contener sus tripas, disparo a su cabeza.
Mi abuela me detiene, no me deja tomar la escopeta que no se encuentra donde la busco, me pide contenerme y actuar con prudencia, la furia me posee y estoy seguro de mi instinto asesino, cierro los ojos y me veo a mi mismo en la pendiente que hay frente a mi casa, estoy tratando de subir por ella con mi bicicleta roja, trato de hacerla lo más suave posible con el fin de subir sin problemas, sin embargo, la gravedad me jala hacia atrás con fuerza sin dejarme subir la pendiente, me enfurece más todavía.
Me despierto con dolor en mi herida rodilla, debo proseguir en un día que no ofrece poder ni magia, sólo la vinculación con posibles nuevos hermanos que esten dispuestos a soñar a la par conmigo, soy el ave fenix, en mi fuego asciendo y llego a las estrellas, en la
onda de calor arrastro al universo.