miércoles, 26 de septiembre de 2007

Las luces que brillan a todas perras...


Quien diría que una herramienta creativa tan importante como lo es para mi mi laptop, terminaría convirtiéndose en semejante estorbo, me encuentro atrapado bajo la lluvia porque no quiero que mi computadora se moje, vamos, tengo que hacer algo de tarea y esta lluvia no da muestras de ceder, me he divertido observando la lluvia lodosa alzarse por encima de una banqueta y los despiadados rayos y truenos predominan en el horizonte. A pesar de todo esto he decidido tomármelo con calma, después de todo, será que es una de esas situaciones en las que dices que diosito te está castigando por ser tan pinche hereje.
Dudo sin embargo que toda esta creatividad que me ha acompañado en estos días haya desaparecido, y sin embargo hoy he tenido un poco de problemas para escribir, y no es que no haya escrito nada, de hecho he escrito tantas veces varios textos una y otra vez, mas no puedo terminar de quedar conforme, la verdad sea dicha, hoy he escrito pura porquería.
Oye muchacho, no es que los rayos me asusten, pero, ¿te has dado cuenta de que cada vez que los relámpagos desgarran el cielo el color de tu piel es el de un cadáver?, bien sabía yo que tu amabilidad era fingida, cada vez que me tomas de la mano es para arrastrarme a mi tumba, eres cruel y un pésimo bromista, ofendes mi sentido del humor cada vez que te atreves a dirigirme la palabra, consientes que los excrementos rueden por tu rostro y gustas de limpiar el excusado con tu sucia lengua… cuida tu lenguaje muchachito, que nosotros los futuros cadáveres no nos gusta que jueguen con semejantes improperios a cada excusa del camino, sé bien que me hechas la culpa de todas tus desgracias, si bien es cierto que el mayor responsable soy yo, pero es más tu culpa por tratar de escucharme cuando en verdad no tenía nada que decirte.
Las conversaciones se han prolongado más de lo debido, el joven tiene el triste hábito de recalcar su superioridad fálica a cada instante de desnudez, gusta de ofrecerla a narices y bocas que la rechazan por su grotesca composición, sin embargo, todas las mujeres que gustan de hacer cara de asco, en un descuido me han revelado la punta de su lengua mojando los labios en busca de un festín, y es que las buenas costumbres hablan mejor de prostitución que el sexo por dinero, pero es que todo esto es normal, las noches tormentosas cuentan sus glorias desde los lechos más inusuales.
Un vaso de vino se derrama por no estar en su copa, una lágrima rueda por el suelo tan en su miseria, que no puede esperar el momento para evaporarse, lo sabías bien y por eso me has llamado, por tu pésimo sentido del humor y tu talante arrogante que busca convencerme acerca de la santidad de tus entrañas, buena fortuna la mía que me ha entrenado de forma más que decente para resistir a tus infames asaltos, no lograrás convencerme por mucho que lo intentes, eres perra y por tanto mujer, desdichada y por tanto heredera de senderos sinuosos como los de un laberinto, no te has dado cuenta, pero desde que naciste eras ya una perdida, no porque ofrezcas tu sexo más fácil de lo que se regala un cacahuate, si no por tu incapacidad de ver el amor frente a tus ojos, esperando siempre ser inseminada por los más grandes canallas y truhanes de la historia, paridos por mujeres tales como tú… pero que digo, si para eso has nacido, me ofendes con tu presencia, no te preocupes que yo solito me puedo retirar por mi cuenta, no pienso competir por algo que vale tan poco la pena como tu amor, así como te cotizas, te devalúas vertiginosamente, pero no te preocupes pinche putita que desde siempre te he visto en tu justa medida, como lo que eres, como lo que nunca dejarás de ser y eso me lo reservo pues podría ser verdaderamente ofensivo.
Actúo con justicia y tan sólo bajo las más puras leyes del que ha sido rechazado y es que esta es la manera en la que me aseguro no enamorarme de ti, así nunca dejarás de ser basura para mi, un estorbo, la mierda en mi retrete, ¿por qué carajos tengo que seguirte como perro en busca de perra en celo?, no tengo porque hacer esto, es completamente seguro que tu no lo harías por mi, tu no eres capaz de sentir amor que exceda al amor que le tienes al espejo, deseas que sea uno de tantos tras tu cola y como si en verdad fuera un culo tan precioso, por dios, su peso se mide en gramos y mi peso se paga en diamantes, a la verga contigo pinche vieja pendeja.
A la hora de ser ardido me gano el Nóbel, pero es que inspiración no me falta, me llega en oleadas día tras día, minuto a minuto es lo que he conseguido, razones para no volver a sentir amor por alguien que no sea yo mismo, viva la masturbación y la soledad no es en absoluto un mal aliado, puede que nadie me lo haya dicho y tenga mal aliento, muy a pesar de mi obsesión por mantener mi boca con buen olor, tal vez sean mis axilas sudadas o mi cuerpo peludo, en su mayoría es que no estoy para salir en las revistas, y miren la injusticia, las grandísimas putas de las que me enamoro tampoco, pero vamos está en sus genes, que les puedo decir, como si en serio todos tuviéramos que andar como polillas alrededor de los guapos y las guapas en busca de ser fulminados con su brillo y como criaturas patéticas arrastrarnos en el suelo para entre los desechos de los hermosos y hermosas encontrar el amor, honestamente, por respeto a eso yo no juego.
Breve nota antes de concluir: este texto aunque ardido y enfocado en su mayoría contra mujeres no trata de englobarlas en su totalidad, este texto está enfocado para mujeres muy específicas, mi suplica, sublimes criaturas, es que se dejen amar antes de que se pudran, antes de que estén tan dañadas y corrompidas como las mujeres de las que hablo, mujeres que sólo jugaron con mis sentimientos para desquitarse de lo que otro les había hecho, el hecho de que el dolor esté hecho para sentirse no implica que debamos transmitirlo a todo el que se acerca, la pila de cadáveres que se acumula tras aquellos que han hecho daño los condena a una soledad, aún peor que la mía.
-Oiga doctor, me siento como mierda.
-Hmmm… es la última vez que platico con mi retrete.

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