jueves, 27 de septiembre de 2007

Festival internacional de la ironía y el sarcasmo


Porque cuando las cosas no pican les falta una erección.
Tal vez la elección de esta fotografía no sea la más adecuada para el tema, pero es precisamente esta facultad que la convierte en la mejor opción. Esto es para no aburrirlos con mis fotografías en blanco y negro, para darle un poquito de color a este blog (el perro se llama tatsumi y es a toda madre).
Damas en peligro y caballeros desastrosos, les presento un poco de color rojo, de origen dorado pero dañado por el sol, les presento a mi creación bastarda, el ojo que no sirve para ver, la sartén que nunca se calienta y los besos que no son míos, les presento un poco de ironía, condimentada por el sarcasmo cotidiano de una vida como la mía, tan ajena es a ustedes que se las regalo de corazón.
Despiertas por la mañana, agradable es la sorpresa de una cama desolada, un despertador que no suena, leche agria y ausencia de agua en la regadera, no es que vayas a dejar que semejante hilar de hechos te desanime, de hecho, lo miras con optimismo, mentalmente pronuncias tu sentencia, -hey, podría ser peor-, hijo, te prometo que lo será.
Tu fiel bicicleta tiene ponchadas ambas ruedas, el camión no pasa y tu pelo enmarañado causa asco a quien lo mira, pasas todo por alto ante el pensamiento de que un solo instante de ese día hará valer la pena todas las subsecuentes molestias, oh, ahí viene el camión, haces la parada y se frena en un charco, te proporciona toda el agua que no tenía la regadera, mojado y sonriente lo abordas, venga, que has olvidado la cartera, el chofer te mira con odio a punto de gritarte que te bajes, pero oh sorpresa, milagrosos 5 varos aparecen en tu bolsa, pagas, no te sientas ni muy al frente ni muy atrás, justo arriba de un repugnante chicle que ahora pasa a adornar tu trasero, frente a ti una anciana que huele peor que tu, y a pesar de su terrible aliento, insiste en hablarte de dios, yo que tu gritaría -¡DIOS BONDADOSO, ACABA CON MI MISERIA!- pero te mantienes optimista, sonríes y mueves la cabeza cada vez que termina una oración (te avientas un padre nuestro y fin de la transmisión).
Venga, al siguiente reto, que hay peores cosas que dios, llegas tarde a tu destino, has sido invisible por años pero sucede el milagro de que todo mundo te pone atención, vamos, que pareces una mezcla entre pordiosero y profeta, han de esperar que les cuentes como acaba el mundo o que les pidas una coperación, caminas entre miradas multiusos (por aquello de la mezcla entre ojos de odio y compasión) esperando tomar tu lugar, pero hoy, curiosamente hoy, tus compañeros han creado un círculo a su alrededor, te quedas parado, esperando a que se dispersen, quisieras gas pimienta o una manguera con agua a presión, pero sólo te quedas parado, pasan 10 minutos y parece que se dan cuenta de tu presencia, pasa más tiempo hasta que recuerdan o entienden que tu te sientas ahí, al fin se quitan dejando como testimonio de su existencia sus tazas de papel en tu escritorio, vamos, que eso es símbolo de que te quieren y respetan, eso, o te confundieron con el conserje.
Retiras hasta la última taza, que por accidente has tenido la gracia de derramar sobre importantes papeles, y deja que lo realze. IRREMPLAZABLES; tratas de limpiarlos haciendo desaparecer importantes letras, quieres reemplazarlas con tu fino lapicero de tres pesos y lo único que logras es dejar agujeros, vamos, que hoy no eres precisamente listo, que errar es humano y tu... bueno, te pasas. En medio de tu desesperación, la hermosa secretaria que plaga tus sueños te viene a visitar, esperas un "¿como estás?" un "¿te encuentras bien?", en resumen, la oportunidad que durante meses has esperado para iniciar una conversación, sus elegantes y sensuales piernas se detienen frente a ti, sus apetitosos labios se separan y con su voz angelical te dice -te habla el gerente-, de la forma más indiferente y fría que esta realidad puede producir. No has podido decir gracias cuando ella tiene muchos pasos que se ha marchado, te guardas la respuesta en tu alma de poeta y te levantas con un gran suspiro (ella te ama y así lo sabes, bueno, presumes, ok... te imaginas).
La puerta de madera comprimida se abre en el momento en que te das cuenta que traes la bragueta abierta, del otro lado, el malhumorado anciano te mira con desprecio, (tu alma optimista dice, ahí viene tu ascenso) y recibes sin decoro tremendo choro para decirte la importancia de la puntualidad, la apariencia y de paso la higiene (el perfume que te vendiese tu vecina no basta para disimular tu madrugada), miras al suelo y te entretienes mirando tus zapatos, uno de ellos se ha despegado lo suficiente para hablarte, y tu terrible sentido del humor te obliga a seguir con la suela, el rítmo de la conversasión del gerente, es hilarante, comiquisimo, reducir al vejete a la calidad de un zapato viejo y rotoso, tan afable, tan maravilloso que no puedes contener una sonrisa, esto no ha caido en gracia e inmediatamente eres expulsado a gritos de su oficina.
Un break, por aquello de que la desgracia de vez en cuando te deja trabajar, sin novedades por unas cuantas horas y al final de la jornada sucede lo que has venido esperando todo el día, sucede el milagro, el instante que ha de justificar todo tu día, tan accidental como todo lo malo que te ha pasado. La secretaria de tus poemas pierde un tacón, y con el su equilibrio; varias carpetas son catapultadas al techo, ella queda en el suelo, revelando sencillas y ordinarias pantaletas blancas, que de ahora en adelante serán las dueñas de todo lo que sueñas, tu pulso se acelera y pasa lo que nadie se esperaba, un cambio en ti te transforma de babosa en hombre, de pordiosero a caballero, en un instante le ayudas a levantarse y sin el menor atisbo de torpeza, recoges con prontitud y eficacia todas las carpetas que yacían en el suelo, con la misma intención con la que el amante lleva el desayuno a la cama, pones como una rosa el tacón sobre las carpetas, tu look descuidado funciona para ti, tu barba de tres días, la corbata mal arreglada, el pelo alborotado, ella te mira... ¡verdaderamente lo hace!, te ve como un hombre, y uno nada despreciable, se sonroja, roza tu mano cuando le entregas las carpetas, te da las gracias con verdadero sentimiento se da la vuelta y camina torpemente por culpa del tacón faltante, a lo lejos voltea buscándote, te mira y se detiene un instante, continúa su marcha y desaparece.
¡NO MAMES! así hasta yo voy a trabajar, misión cumplida, tu día ha valido la pena, pero lejos de todo pensamiento poético predomina tu alma de niño y en tu cabeza un solo pensamiento "eran blancas".
¡Que viva la desgracia!
Como conclusión me gustaría agregar que todos somos propensos a días similares (DUH!), que incluso yo, desde mi subsuelo (que indirectamente me heredase mi difunto maestro ruso) me he podido dar cuenta de que no todas las tragedias vienen a este mundo con mi nombre, y que todos las compartimos por igual, que vamos, yo, como una persona solitaria siento a veces más duro su impacto, y siento envidia de todos aquellos que siempre estan rodeados. Mas si algo me ha enseñado madurar un milimetro, es que la miseria necesita compañía (GRACIAS GARFIELD!!!).
Perdonen mi redacción de 10 centavos, pero es que ya tengo sueño y me da hueva redactarlo.

No hay comentarios: