miércoles, 15 de agosto de 2007

La noche que apenas y existió...


Rodeado de moscas, fiestas y otras chingaderas, me encontré confrontando a mi paranoia cuando de pronto mi puerta se abriese de golpe pasada la 1 de la mañana, con poco sueño y muchos bostezos, llego al blog del día de hoy, con la reflexión "la felicidad llama la desgracia".
Tal vez piensen que al afirmar algo así tengo que estar total y absolutamente amargado, pero ya ven que no, simplemente es una conclusión a la que llego por su continua recurrencia y es más, no la considero tan grave, simplemente que su proporsión queda exagerada por su contraste, ya ven que después de un madrazo todo mundo ríe y es feliz, sin embargo, si la lesión es de gravedad, ups... se viene la desgracia, acompañada de su primo el remordimiento.

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