-Mercaderes del alma.
-Si, miré, hablo para preguntarle por mi flaca, esa, la de la mariposa en la espalda, la de los labios de corazón, la que tiene un lunar que se llama Pepe.
-La señorita ha salido de la estratósfera, ¿gusta usted dejarle un mensaje?
-No... no... bueno, si, la verdad que si, dígale que mis noches tiritan su ausencia, que extraño temblar fuera de las cobijas, digale que mi perro vive en el rancho, le dió sarna pero el veterinario ya lo está curando, que las flores que nunca sembramos ya estarían dando fruto, digale que me voy, digale que la amo con absoluta certeza, y que me gustaría volver a verla aunque sea una última vez... pero tendría que ser pronto.
-¿Pasa algo?
-Pasaba, pasaba... bueno, pasa que necesito que me diga un hola, ya de perdida que me diga adios, hasta nunca, hasta siempre, ven a mis brazos, o, "sacame de tu corazón" cualquiera de las respuestas me serviría.
- Me ha pasado, yo le paso el recado.
-Gracias señorita, hasta luego.
(¿Donde andas changuilla?)
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