sábado, 18 de octubre de 2008

Manchatuercas...


Venga amiga, que esto de las sorpresas no ha de venirte como ninguna, algunas veces has de preguntarte si la existencia es un bote de tuercas y yo te digo mujer (u hombre, en estos días ya no se sabe), que la grasa de repuesto que venía en el paquete posiblemente venga caduca, con estos numeritos y el cambio climático no nos deja muchas opciones, para las mantarayas y el amor, con los soles de la pasión y eso de que la sangre de las heridas no me ha venido a acomplejar, pero no te molestes, la vida no es eterna y los sirios arden hasta que se acaban.
Pero bien, digame usted caballero, si la necedad no le ha comprado un abrigo, ese sexo malhabido no tiene pena ni moral, al contrario, es un celibato con faltas de ortografía y que una letrilla o dos cambian por completo el sentido de la oración, eso de que el factor no cambia los ordenes de los sentidos... venga ya, adquiere un corazón con descuento que la vida viene con retraso, el peligro de las telecomunicaciones hace del presente algo... hmm... sabroso, pero aún así siento que le falta un poco de sal (¿o era oregano lo que le faltaba?), en fin, el caso es que primero tenías que poner a hervir la pasta, agregar las tuercas y espolvorear con oregano y queso parmesano la bisagra, uniendo la parte f2 con el segmento b del librero, asegurar la sardina con un par de pernos y agregar unas gotas de lubricante a la punta del condón, eso aseguraría un encuentro del tercer tipo con el papa frita, puesto en almibar con platanos atornillados a la columna z de un segmento adyacente al instructivo.
Monte el respaldo, rinde para 3 personas.

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