
Reflexionaba acerca del excremento de los pescados cuando me puse a pensar lo que los cuerdos no piensan y llegué a una conclusión secreta, que entre las secreciones de dos pares de labios no pueden darme placer en este mundo, gato loco solitario vagabundo en este mundo no trotamos sin resbalarnos en las meditaciones puntuales con un gas en la lengua, una aspiración fecal al mundo y nos daremos cuenta de que esto habla de miedo.
Miedo a los errores más famosos, que si este y aquel han hecho del mundo un desparrame de almas yo me conformo con ser el más pequeño entre las llamas, me quemo como tortilla sin comal y a nadie le da risa, a todo mundo se le olvida que en mi mundo debiera ser el más importante, irrelevante en mi sentir la vida que parte sin mi.
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